LA VIDA ES SUEÑO y los sueños, sueños son…

Unos vídeos sobre La vida es sueño (pincha en el título para ver el resumen y análisis de la obra), de Calderón de la Barca

  • El soliloquio más famoso del teatro español.
  • Documental de LA2
  • ¡OJO! ¡SPOILER ALERT! un fragmento de The Truman Show…

El teatro barroco. La renovación teatral de Lope de Vega.

i Prezi sobre el teatro barroco.

teatro-barroco

https://prezi.com/fnzuf4yzxiff/literatura-espanola-el-teatro-barroco-y-la-renovacion-teatral-de-lope-de-vega/

Algunos enlaces útiles:

https://conteni2.educarex.es/mats/11779/contenido/home.html

http://www.cervantesvirtual.com/portales/lope_de_vega/

«Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.»

Quevedo vs Góngora. La poesía barroca. Conceptismo y Culteranismo.

Se cuenta que Don Luis de Góngora y Don Francisco de Quevedo, dos de los grandes poetas del Siglo de Oro y mayores representantes de dos diferentes tendencias literarias (Culteranismo y Conceptismo), eran acérrimos enemigos.

Biografía de Francisco de Quevedo y de Luis de Góngora

Sus enfrentamientos literarios son una divertida muestra de su arte y de su gran talento. También a la hora de insultar.

Por lo visto así reaccionaba Quevedo al oírse comparado con Góngora:

(De la novela El Capitán Alatriste de A. Pérez Reverte)

[…]-No queda sino batirnos -dijo Don Francisco de Quevedo.
La mesa estaba llena de botellas vacías, y cada vez que a Don Francisco se le iba la mano con el vino de San Martín de Valdeiglesias -lo que ocurría con frecuencia, se empeñaba en tirar de espada y batirse con Cristo. Era un poeta cojitranco y valentón, putañero, corto de vista, caballero de Santiago, tan rápido de ingenio y lengua como de espada, famoso en la Corte por sus buenos versos y su mala leche. Eso le costaba, por temporadas, andar de destierro en destierro y de prisión en prisión; porque si bien es cierto que el buen Rey Felipe Cuarto, nuestro señor, y su valido el conde de Olivares apreciaban como todo Madrid sus certeros versos, lo que ya no les gustaba tanto era protagonizarlos. Así que de vez en cuando, tras la aparición de algún soneto o quintilla anónimos donde todo el mundo reconocía la mano del poeta, los alguaciles y corchetes del corregidor se dejaban caer por la taberna, o por su domicilio, o por los mentideros que frecuentaba, para invitarlo respetuosamente a acompañarlos, dejándolo fuera de la circulación por unos días o unos meses. Como era testarudo, orgulloso, y no escarmentaba nunca, estas peripecias eran frecuentes y le agriaban el carácter. Resultaba, sin embargo, excelente compañero de mesa y buen amigo para sus amigos, entre los que se contaba el capitán Alatriste. […]

[…]No queda sino batirnos -insistió el poeta.
Estaba, como dije, visiblemente iluminado por medio azumbre de Valdeiglesias. Se había puesto en pie, derribando un taburete, y con la mano en el pomo de la espada lanzaba rayos con la mirada a los ocupantes de una mesa vecina, un par de forasteros cuyas largas herreruzas y capas estaban colgadas en la pared, y que acababan de felicitar al poeta por unos versos que en realidad pertenecían a Luis de Góngora, su más odiado adversario en la república de las Letras, a quien acusaba de todo: de sodomita, perro y judío. Había sido un error de buena fe, o al menos eso parecía; pero Don Francisco no estaba dispuesto a pasarlo por alto:

Yo te untaré mis versos con tocino
porque no me los muerdas, Gongorilla…

Empezó a improvisar allí mismo, incierto el equilibrio, sin soltar la empuñadura de la espada, mientras los forasteros intentaban disculparse, y el capitán y los otros contertulios sujetaban a Don Francisco para impedirle que desenvainara la blanca y fuese a por los dos fulanos.
-Es una afrenta, pardiez -decía el poeta, intentando desasir la diestra que le sujetaban los amigos, mientras se ajustaba con la mano libre los anteojos torcidos en la nariz-. Un palmo de acero pondrá las cosas en su, hip, sitio.
-Mucho acero es para derrocharlo tan de mañana, Don Francisco-mediaba Diego Alatriste, con buen criterio.
-Poco me parece a mí -sin quitar ojo a los otros, el poeta se enderezaba el mostacho con expresión feroz-. Así que seamos generosos: un palmo para cada uno de estos hijosdalgo, que son hijos de algo, sin duda; pero con dudas, hidalgos.
Aquello eran palabras mayores, así que los forasteros hacían ademán de requerir sus espadas y salir afuera; y el capitán y los otros amigos, impotentes para evitar la querella, les pedían comprensión para el estado alcohólico del poeta y que desembarazaran el campo, que no había gloria en batirse con un hombre ebrio, ni desdoro en retirarse con prudencia por evitar males mayores.[…]

Vamos ahora a ver sus retratos. ¿Cómo son fisicamente? ¿Cómo os imagináis que era su personalidad?

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es e18b2-gongora-quevedo.jpg

Vamos a leer  este poema de Don Francisco de Quevedo:Shortcode

A un hombre de gran nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;

Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;

Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.

Y ahora le toca a Don Luis de Góngora, hablando de su «amigo» Quevedo:

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A FRANCISCO DE QUEVEDO – Poemas de Luis de Góngora

Y también…«Hoy hacen amistad nuevamás por Baco que por Febodon Francisco de Que-Bebodon Félix Lope de Beba.» (Luis de Góngora y Argote, acusando a sus rivales de bebedores.)  

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Os dejo también un esquema y un enlace que os van a ayudar a estudiar las diferencias entre conceptismo y culteranismo:

http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/1barroco.htm

El teatro barroco. La renovación teatral de Lope de Vega.

i Prezi sobre el teatro barroco.

teatro-barroco

https://prezi.com/fnzuf4yzxiff/literatura-espanola-el-teatro-barroco-y-la-renovacion-teatral-de-lope-de-vega/

Algunos enlaces útiles:

https://conteni2.educarex.es/mats/11779/contenido/home.html

http://www.cervantesvirtual.com/portales/lope_de_vega/

«Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.»

Es hielo abrasador, es fuego helado…el amor en la poesía barroca

Os propongo la lectura de estas tres poesías del Siglo de Oro español:

Además, os invito a reflexionar sobre el amor a partir de este estupendo cortometraje, El columpio.

Como siempre, os aconsejo que os apuntéis las palabras clave y las ideas principales.

Para terminar, un par de preguntas sobre los materiales de esta entrada:

1) ¿Cómo se describe el amor en los tres sonetos? ¿Cuáles son sus características principales?

2) ¿Cuáles son los adjetivos que en tu opinión mejor describen el sentimiento de amor?

3) ¿Qué es el amor para ti? Intenta definirlo con una frase o, si te atreves, con una poesía.

Para ayudaros, os invito a escuchar esta canción de un gran cantautor italiano, Vinicio Capossela, a ver qué os parece:

Y ya que estoy, os pongo otro tema, bastante provocador, del español Tonino Carotone

Quevedo vs Góngora. La poesía barroca. Conceptismo y Culteranismo.

Se cuenta que Don Luis de Góngora y Don Francisco de Quevedo, dos de los grandes poetas del Siglo de Oro y mayores representantes de dos diferentes tendencias literarias (Culteranismo y Conceptismo), eran acérrimos enemigos.

Biografía de Francisco de Quevedo y de Luis de Góngora

Sus enfrentamientos literarios son una divertida muestra de su arte y de su gran talento. También a la hora de insultar.

Por lo visto así reaccionaba Quevedo al oírse comparado con Góngora:

(De la novela El Capitán Alatriste de A. Pérez Reverte)

[…]-No queda sino batirnos -dijo Don Francisco de Quevedo.
La mesa estaba llena de botellas vacías, y cada vez que a Don Francisco se le iba la mano con el vino de San Martín de Valdeiglesias -lo que ocurría con frecuencia, se empeñaba en tirar de espada y batirse con Cristo. Era un poeta cojitranco y valentón, putañero, corto de vista, caballero de Santiago, tan rápido de ingenio y lengua como de espada, famoso en la Corte por sus buenos versos y su mala leche. Eso le costaba, por temporadas, andar de destierro en destierro y de prisión en prisión; porque si bien es cierto que el buen Rey Felipe Cuarto, nuestro señor, y su valido el conde de Olivares apreciaban como todo Madrid sus certeros versos, lo que ya no les gustaba tanto era protagonizarlos. Así que de vez en cuando, tras la aparición de algún soneto o quintilla anónimos donde todo el mundo reconocía la mano del poeta, los alguaciles y corchetes del corregidor se dejaban caer por la taberna, o por su domicilio, o por los mentideros que frecuentaba, para invitarlo respetuosamente a acompañarlos, dejándolo fuera de la circulación por unos días o unos meses. Como era testarudo, orgulloso, y no escarmentaba nunca, estas peripecias eran frecuentes y le agriaban el carácter. Resultaba, sin embargo, excelente compañero de mesa y buen amigo para sus amigos, entre los que se contaba el capitán Alatriste. […]

[…]No queda sino batirnos -insistió el poeta.
Estaba, como dije, visiblemente iluminado por medio azumbre de Valdeiglesias. Se había puesto en pie, derribando un taburete, y con la mano en el pomo de la espada lanzaba rayos con la mirada a los ocupantes de una mesa vecina, un par de forasteros cuyas largas herreruzas y capas estaban colgadas en la pared, y que acababan de felicitar al poeta por unos versos que en realidad pertenecían a Luis de Góngora, su más odiado adversario en la república de las Letras, a quien acusaba de todo: de sodomita, perro y judío. Había sido un error de buena fe, o al menos eso parecía; pero Don Francisco no estaba dispuesto a pasarlo por alto:

Yo te untaré mis versos con tocino
porque no me los muerdas, Gongorilla…

Empezó a improvisar allí mismo, incierto el equilibrio, sin soltar la empuñadura de la espada, mientras los forasteros intentaban disculparse, y el capitán y los otros contertulios sujetaban a Don Francisco para impedirle que desenvainara la blanca y fuese a por los dos fulanos.
-Es una afrenta, pardiez -decía el poeta, intentando desasir la diestra que le sujetaban los amigos, mientras se ajustaba con la mano libre los anteojos torcidos en la nariz-. Un palmo de acero pondrá las cosas en su, hip, sitio.
-Mucho acero es para derrocharlo tan de mañana, Don Francisco-mediaba Diego Alatriste, con buen criterio.
-Poco me parece a mí -sin quitar ojo a los otros, el poeta se enderezaba el mostacho con expresión feroz-. Así que seamos generosos: un palmo para cada uno de estos hijosdalgo, que son hijos de algo, sin duda; pero con dudas, hidalgos.
Aquello eran palabras mayores, así que los forasteros hacían ademán de requerir sus espadas y salir afuera; y el capitán y los otros amigos, impotentes para evitar la querella, les pedían comprensión para el estado alcohólico del poeta y que desembarazaran el campo, que no había gloria en batirse con un hombre ebrio, ni desdoro en retirarse con prudencia por evitar males mayores.[…]

Vamos ahora a ver sus retratos. ¿Cómo son fisicamente? ¿Cómo os imagináis que era su personalidad?

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es e18b2-gongora-quevedo.jpg

Vamos a leer  este poema de Don Francisco de Quevedo:Shortcode

A un hombre de gran nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;

Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;

Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.

Y ahora le toca a Don Luis de Góngora, hablando de su «amigo» Quevedo:

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es SONETO+DE+G%C3%93NGORA+A+DON+FRANCISCO+DE+QUEVEDO.jpg

A FRANCISCO DE QUEVEDO – Poemas de Luis de Góngora

Y también…«Hoy hacen amistad nuevamás por Baco que por Febodon Francisco de Que-Bebodon Félix Lope de Beba.» (Luis de Góngora y Argote, acusando a sus rivales de bebedores.)  

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es el-barroco-26-728.jpg

Os dejo también un enlace y una infografía que os van a ayudar a estudiar las diferencias entre conceptismo y culteranismo:

http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/1barroco.htm

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es image.jpg

Don Quijote de la Mancha. Materiales y actividades.

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/cervantes/

  • Autorretrato (en el prólogo de sus Novelas Ejemplares)

“Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha , y del que hizo el Viaje del Parnaso , a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria”.

ver también:

Sobre Don Quijote de la Mancha

  • Mi Prezi:
  • Presentación ppt

ù

Y de 20minutos.es

  • Un interesantísimo documental de RTVE: Cervantes y la leyenda del Quijote

RESUMEN_aYALA

  • Dos fragmentos (cap.I y VIII) con ejercicios de comprensión.

descripción_quijote_ejercicios

fragmento_cap_VIII_molinos

Después de hacer el test…termino con una pregunta (¡os invito a responder en los comentarios!)

¿Os sentís más Don Quijote o Sancho Panza? ¿Y por qué?

Yo sin duda me siento más Don Quijote (si no ¿por qué haría yo este trabajo?), aunque a veces me toca ejercer un poco de Sancho…

El teatro barroco. La renovación teatral de Lope de Vega.

Mi Prezi sobre el teatro barroco.

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https://prezi.com/fnzuf4yzxiff/literatura-espanola-el-teatro-barroco-y-la-renovacion-teatral-de-lope-de-vega/

Algunos enlaces útiles:

https://conteni2.educarex.es/mats/11779/contenido/home.html

http://www.cervantesvirtual.com/portales/lope_de_vega/

«Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.»